Los posibles síntomas abarcan:
Dolor abdominal
Ausencia de la menstruación
Fatiga
Aumento de la sed
Aumento de la micción
Náuseas
Vómitos
Pérdida de peso a pesar del aumento del apetito
Tambien algunos padres se daran cuenta que los niños o adolescentes:
Orinan frecuentemente
Se encuentran sedientos
Pierden peso
Se sienten cansados
Signos y exámenes
Los siguientes exámenes se pueden utilizar para diagnosticar la diabetes:
Análisis de orina muestra: la glucosa y los cuerpos cetónicos en la orina
Examen de sangre para el diagnóstico:
La glucosa en sangre en ayunas deber ser de 110 mg/dl o más en dos ocasiones.
La glucosa aleatoria (sin ayunar) en la sangre excede los 140 mg/dl y el paciente tiene síntomas como aumento de la sed, de la micción y fatiga (esto se debe confirmar con examen en ayunas).
El examen de insulina (nivel bajo o indetectable de insulina).
Niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c) cada 3 a 6 meses.
Tratamiento
Los objetivos inmediatos del tratamiento son tratar la cetoacidosis diabética y los altos o bajos niveles de glicemia (hiperglicemia e hipoglicemia según refiere). La aparición de los síntomas graves de la diabetes es súbita y de gravedad, por lo que es posible que las personas necesiten permanecer en el hospital. Las personas que la padecen deben recibir inyecciones diarias de insulina.
Los objetivos a largo plazo del tratamiento son:
Prolongar la vida
Reducir los síntomas
Prevenir complicaciones relacionadas con la diabetes, tales como ceguera, insuficiencia renal, cardiopatía y amputación de extremidades.
Estos objetivos se logran a través de:
Autocontrol cuidadoso de los niveles de glicemia (con hemoglobinas glicosiladas seriadas cada 3 meses además de control de test de glicemias)
Educación por parte de profesionales, como nutricionistas, médicos y enfermeras.
Ejercicio continuo.
Cuidado de los pies.
Uso de insulina.
Planeamiento de las comidas y control del peso.
La INSULINA
La insulina baja el nivel de glucemia permitiendo que salga del torrente sanguíneo y entre en las células del organismo. Todas las personas necesitan insulina. Las personas con diabetes tipo I no pueden fabricar su propia insulina y, por tanto, deben tomarla diariamente.
La insulina se inyecta generalmente debajo de la piel. En algunos casos, una bomba libera la insulina en forma continua.
Las preparaciones de insulina se diferencian por la rapidez con que empiezan a hacer efecto y su duración. El médico revisará los niveles de glicemia para determinar el tipo apropiado de insulina que se debe utilizar. Se puede mezclar más de un tipo de insulina en una misma inyección para así lograr el mejor control de la glucemia.
Las inyecciones se necesitan por lo general de una a cuatro veces al día. El médico o un educador en diabetes enseña a las personas que requieren insulina cómo inyectarse ellos mismos para obtener un autocontrol propio. Inicialmente, la inyección en los niños debe ser aplicada por uno de los padres u otro adulto y hacia la edad de 14 años se puede esperar que la mayoría de los niños se aplique sus propias inyecciones.
Las personas con diabetes necesitan saber cómo ajustar la cantidad de insulina que están tomando en las siguientes situaciones:
Cuando hacen ejercicio
Cuando están enfermos
Cuando estén comiendo más o menos alimentos y calorías
Cuando estén viajando
Dieta [editar]
La planeación de las comidas para la diabetes tipo I debe ser coherente para así permitir que el alimento y la insulina trabajen juntos para regular los niveles de glicemia. Si las comidas y la insulina no están equilibradas, los niveles de glucemia pueden subir o bajar, produciendo por tanto hiperglicemia e hipoglicemia
Actividad Física
El ejercicio regular ayuda a controlar la cantidad de glicemia llegando incluso a disminuir la cantidad requerida, al igual que quemar el exceso de calorías y de grasa para lograr un peso saludable.
Las personas con diabetes tipo 1 deben tomar precauciones especiales antes, durante y después de cualquier ejercicio o actividad física intensa. Es importante:
El calzado correcto, para evitar lesiones en los pies.
Controlar los niveles de glicemia antes y después de hacer ejercicio, para evitar hipoglicemias mientras se ejercita.
Llevar alimento que contenga un carbohidrato de acción rápida en caso de que los niveles de glicemia bajen demasiado durante o después del ejercicio.
Llevar un brazalete de identificación de diabéticos.
Hacer ejercicio todos los días y a la misma hora.
A medida que cambie la intensidad o duración del ejercicio, es posible la necesidad de modificar la dieta o medicamento para mantener el nivel de glicemia en un rango apropiado.
Autoexamen
El control de la glicemia se hace verificando el contenido de glucosa de una pequeña gota de sangre. Dicha prueba se hace regularmente y le informará a la persona con diabetes qué tan bien están funcionando la dieta, los medicamentos y los ejercicios en conjunto para controlar la enfermedad.
Los resultados se pueden usar para ajustar la dieta, la actividad física o los medicamentos con el fin de mantener los niveles de glicemia dentro de un rango apropiado. Los exámenes generalmente se hacen antes de las comidas y a la hora de dormir. Cuando uno está enfermo o con estrés, se pueden necesitar exámenes con más frecuencia debido a que estos aumentan la cantidad de glucosa en la sangre.
Los exámenes brindarán información importante, por que posibilita los cambios necesarios para el mejoramiento en los cuidados y el tratamiento. Las pruebas identificarán el alto o bajo nivel de glicemia antes de que se desarrollen problemas serios.
El aparato para medir los niveles más exactos posibles de glucosa en la sangre es el hemoglucotest. Hay diferentes tipos de dispositivos. Normalmente, uno punciona el dedo con una aguja pequeña llamada lanceta para obtener una gota diminuta de sangre. Se coloca la sangre en una tira reactiva y se pone la tira en el dispositivo. Los resultados deben salir en cuestión de 5 hasta 45 segundos, según la máquina que se posea.
El hecho de mantener registros precisos de los resultados del examen le ayudará al diabetico y al médico a planear la mejor manera de controlar su diabetes.
Las personas con diabetes deben hacerse revisar sus niveles de Hemoglobina glicosilada (HbA1c) cada 3 a 6 meses. El HbA1c es una medida de la glucosa promedio en la sangre durante los últimos 2 a 3 meses. Puede ayudar el hecho de determinar qué tan bien está funcionando el tratamiento.
Cuidado de los pies
La diabetes causa daños a los vasos sanguíneos y a los nervios, lo cual puede reducir la capacidad de uno para sentir lesiones o la presión en los pies. Uno puede no notar una lesión en el pie hasta que se presente una infección grave. Además, la diabetes afecta el sistema inmunitario del organismo, disminuyendo la capacidad para combatir la infección. Las infecciones pequeñas pueden progresar rápidamente hasta provocar la muerte de la piel y otros tejidos, lo que puede hacer necesaria la amputación.
Para prevenir las lesiones en los pies, una persona con diabetes debe adoptar una rutina diaria de revisión y cuidado de los pies que consiste en lo siguiente:
Revisarse los pies cada día e informar de cualquier úlcera, cambio o signo de infección.
Lavarse los pies todos los días con agua tibia y un jabón suave, y luego secarlos muy bien (especialmente interdigital).
Suavizar la piel seca con una loción o con vaselina.
Protegerse los pies con zapatos cómodos, que ajusten bien y que no queden apretados.
Ejercitarse a diario para promover una buena circulación.
Visitar a un podologo para que identifique problemas en los pies o para que extirpe callos o callosidades en los mismos (importante: nunca tratar de extirpar las callosidades uno mismo, debido a la posibilidad de producir heridas graves que posteriormente será una complicación por infección o gangrena)
Quitarse los zapatos y las medias durante la visita al médico y recordarle que los examine.
Dejar de fumar, pues el consumo de tabaco empeora el flujo de sangre a los pies.
Para prevenir la lesión a los pies, hay que adoptar la rutina de revisar y cuidar de sus pies diariamente.
Tratamiento de la hipoglucemia
El nivel bajo de glucemia, conocido como hipoglucemia, se puede presentar por demasiada insulina, demasiado ejercicio o muy poco alimento. La hipoglucemia se puede desarrollar rápidamente en los diabéticos y los síntomas aparecen particularmente cuando el nivel de azúcar cae por debajo de 60 mg/dl. Si este nivel se coloca por debajo de 40 mg/dl se pone en peligro la vida, pudiendo producirse coma y muerte.
Los síntomas más característicos son:
Dolor de cabeza
Hambre
Nerviosismo
Temblor
Sudoración
Debilidad
Irritabilidad
Si estos síntomas se presentan y se tiene un equipo disponible para medir el nivel de glucemia, hay que hacerse el chequeo. Si el nivel está por debajo de lo deseado, hay que comer algo con azúcar: jugo de frutas, algunas cucharaditas de azúcar, o una gaseosa normal. Si no se tiene el equipo a mano, hay que consumir azúcar de todas maneras, por que no le puede hacer daño a corto plazo. Los síntomas deben desaparecer en cuestión de 15 minutos, de lo contrario, hay que consumir más azúcar y verificar nuevamente el nivel de glucemia.
Hay que vigilar a la persona muy de cerca. Si los síntomas empeoran (confusión, crisis epilépticas o pérdida del conocimiento), hay que aplicar a la persona una inyección de glucagón. Si no se tiene glucagón, hay que llamar al número local de emergencias de inmediato.
Tratamientos de niveles altos de cetonas
Cuando no hay suficiente insulina para movilizar la glucosa a las células, ésta se puede acumular en la sangre. El cuerpo busca entonces otras formas de energía y utiliza la grasa como fuente de combustible. A medida que las grasas se descomponen, unos ácidos llamados cetonas se acumulan en la sangre y en la orina. Las cetonas, en niveles altos, son tóxicas. Esta afección se conoce como cetoacidosis que si se mantiene en el tiempo por un tiempo puede producir Coma diabético (Urgencia médica) e incluso a la muerte.
Los signos de advertencia de que la cetoacidosis está empeorando podrían ser:
Respiración rápida y profunda
Resequedad en la piel y en la boca
Rubefacción
Aliento con olor a frutas
Náuseas o vómitos
Dolor estomacal
Cuidado Continuo
Una persona con diabetes de tipo I debe visitar al médico especialista en diabetes cada 3 meses y realizarse un examen completo que incluye:
Hemoglobina glicosilada (HbA1c): es un promedio trimestral del nivel de glucosa en la sangre. Esta prueba mide cuánta glucosa se ha estado adhiriendo a los glóbulos rojos y a otras células. Un nivel alto de HbA1c es un indicador de riesgo de sufrir complicaciones a largo plazo. Actualmente, la Asociación Estadounidense para la Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) recomienda un nivel de HbA1c menor a 7% para protegerse de complicaciones. Esta prueba se debe realizar cada tres meses
Control de la presión arterial: por las complicaciones que puede asociarse.
Examen de pies y piel
Oftalmoscopia: por las complicaciones que puede asociarse.
Examen neurológico: por las complicaciones que puede asociarse.
Las siguientes evaluaciones se deben llevar a cabo al menos una vez al año:
Microalbúmina aleatoria (análisis de orina para detectar proteínas)
BUN y creatinina sérica
Colesterol, HDL y triglicéridos en suero
ECG
Examen de la retina dilatada
Complicaciones
Las complicaciones urgentes abarcan:
Hipoglucemia
Cetoacidosis
Las complicaciones a largo plazo abarcan, siendo los más comunes:
Problemas de erección
Problemas oculares: incluyendo retinopatía diabética, desprendimiento de retina, glaucoma y cataratas.
Problemas en los pies: incluyendo cambios en la piel, insuficiencia arterial, neuropatía y deformidades específicas en los pies (deformidad en valgo del dedo gordo, juanete, dedo en martillo y callos).
Infecciones de la piel, tracto genital femenino y vías urinarias.
Enfermedad renal (nefropatía diabética)
Daño neurológico (neuropatía diabética)
Accidente cerebrovascular
Enfermedad vascular: incluyendo bloqueo de arterias y ataques cardíacos
Expectativas
El pronóstico para las personas con diabetes varía. Los estudios muestran que un estricto control de la glicemia puede prevenir o demorar las complicaciones en los ojos, los riñones y el sistema nervioso. Sin embargo, pueden surgir complicaciones incluso en aquellas personas con un buen control de la enfermedad.
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